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  • Foto del escritorDiego Rodrigo

Ternera y mucho más

El Pepito Ternera BARRA ha hecho de esta carne su especialidad y su imagen de marca. Pero en este establecimiento no solo hay ternera. Hay mucho más. Este local se encuentra un tanto escondido, situado en la calle Mariano Supervía, cerca de la zona de la Universidad y del Parque José Antonio Labordeta. Abrió sus puertas en 2013 como un restaurante que combinaba la ternera y los gin-tonics. Su diseño interior es muy moderno con colores negros, blancos y grises y con decoración vacuna. Hay una zona ideal para tapear y tomar algo, con las mesas y sillas más altas que de costumbre, y después un pasillo lateral con mesas para las comidas y cenas. Junto a este pasillo tenemos parte de la barra del local y la cocina y al fondo del corredor los baños y un salón para las reservas de muchas personas o para celebrar actos.

Entrada del Pepito Ternera | Fuente: Pepito Ternera BARRA Facebook

En total éramos cinco personas las que fuimos a cenar. Pedimos unos cuantos platos para compartir y la hamburguesa con carne de chuletón despertó mi curiosidad. De modo que la pedí para mí solo. Lo primero que nos sirvieron fueron cinco “takos” fritos de ternera y gorgonzola, aunque parecían más bien unas empanadillas. Pero dentro de ellos se encontraba el queso fundido y la ternera cortada a tiras que hicieron de estas raciones un aperitivo delicioso y perfecto para abrir boca.

Uno de los cinco “takos” que nos sirvieron de aperitivo | Fuente: Diego Rodrigo

Más tarde llegó el morro de cerdo frito y crujiente con ali oli de ajo negro que estaba crujiente, pero tan bien cocinado que no se hacía duro al masticarlo. La salsa que lo cubría le daba un sabor fuerte y profundo. Para acompañar a esta ración también nos sirvieron el entrecotte a la brasa con patatas y unos pocos pimientos rojos. Como se puede ver la carne estaba bastante hecha, no se veían tonos rojizos en la porción, pero estaba muy blando, jugoso y en su punto de sal. A pesar de que el filete estaba exquisito las patatas eran demasiado escasas como se puede apreciar en la imagen, más siendo cinco personas las que comimos del mismo plato.

El entrecotte de ternera con patatas y pimiento rojo | Fuente: Diego Rodrigo

El siguiente plato para compartir fue la longaniza con foie, papada y ternera y una ración de callos. Venía con una guarnición de patatas y champiñones. En esta ración sí hay suficientes y la longaniza se sirve con un poco de mahonesa por encima. Tenía también un sabor fuerte y penetrante y una textura muy esponjosa, tanto que cuando procedimos a cortarla se deshacía. Resultó muy ligera para el estómago.

Al estar cerca de la barra pudimos ver cómo condimentaron la longaniza antes de servírnosla | Fuente: Diego Rodrigo

Llegó entonces la hamburguesa que había pedido específicamente para mí, con carne de chuletón, mahonesa de trufa, brotes de lechuga y queso cheddar fundido. Como se puede apreciar no era muy grande y por sí sola no saciaría el apetito. El pan estaba muy crujiente y blando y el queso fundido junto con lo tierna que era la hamburguesa hacían cada bocado sabroso. En este caso la carne lucía quizá demasiado rojiza para los que prefieran la carne más cocinada, pero este caso al ser de chuletón era lo apropiado y mejor para el paladar. Un bocado exquisito que era lo mejor que había probado en Pepito ternera hasta el momento.

La hamburguesa de la casa | Fuente: Diego Rodrigo

El menú de Pepito Ternera BARRA | Fuente: Pepito Ternera BARRA

Pero entonces nos sirvieron el pulpo a la brasa con papada ibérica. La ración venía acompañada de patatas, queso parmentier y pimentón. El pulpo vino acompañado también de una ración de callos de ternera con garbanzos, pero lo que destacó claramente fue el cefalópodo a la brasa. Una extraña pero deliciosa mezcla. Su textura era tierna y sabrosa, las cantidades de sal y pimentón eran las adecuadas y las patatas, aunque eran algo escasas, también estaban muy buenas. Sin saberlo, habíamos dejado lo mejor para el final.

En primer plano el pulpo a la brasa y al fondo la ración de callos | Fuente: Diego Rodrigo

El Pepito Ternera BARRA es en conclusión un establecimiento muy recomendable, con un servicio amable y correcto. El precio no es muy caro y en nuestro caso la cena costó unos 14€ por persona. La estética interior es muy moderna con las paredes blancas y una barra cercana a la cocina donde los platos reciben los últimos retoques antes de ser servidos, de modo que los clientes pueden ver, si su mesa se encuentra cerca, cómo se terminan de preparar estos exquisitos platos. Algo que no suele ser lo habitual y que hace de este local un restaurante especial y de obligada visita.

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