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  • Foto del escritorAinhoa Pablo Olarte

¿Qué hay en la nevera de un universitario?


Fuente: pixabay.com

Los años de universidad suponen un cambio en la vida de los jóvenes en todos los ámbitos. Nuevas metas, nuevos retos, nuevos círculos de amistades, e incluso un nuevo lugar de residencia. Son muchos los estudiantes que, ya sea por necesidad o por gusto, se mudan a otras ciudades a comenzar sus estudios universitarios. Los primeros cursos se suele optar por las residencias de estudiantes o colegios mayores, pero una vez forjadas las amistades, los pisos de estudiantes son una de las opciones favoritas de los jóvenes. En el momento de mudarse a estos pisos, los universitarios suelen asumir por primera vez la responsabilidad de su alimentación. La nueva situación de convivencia, el comportamiento alimentario de los compañeros de piso, los apuros económicos y la mayor o menor habilidad para cocinar hacen que los jóvenes cambien sus hábitos de alimentación.


Existe la leyenda urbana de que los universitarios que viven en un piso de estudiantes sobreviven a base de los tuppers que sus madres les preparan los fines de semana. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? Tomamos como referencia un piso compartido de Zaragoza para comprobarlo. Echamos un vistazo a la nevera de este, y esto es lo que nos encontramos.


Los tuppers predominan en la nevera de un piso de estudiantes en Zaragoza. | Fuente: Ainhoa Pablo

Gran parte del espacio está ocupado por tuppers, que, según nos cuenta María Monge, una de las inquilinas “en mi caso, la mayoría son comidas preparadas por mi madre durante el fin de semana”. La razón de que cada domingo María lleve comida preparada a su piso de Zaragoza es “el poco tiempo del que dispongo para cocinar, debido a las horas de clase y a las actividades extraescolares”. Es por esto que cuando no recurre a los alimentos preparados por su madre, cocina platos sencillos de elaborar, como arroz, pasta o revueltos.


Sin embargo, en el caso de Ángela Iruzubieta, otra de las inquilinas, “cocino todos los días, y los tuppers que tengo son de comida que me sobra de un día para otro”. Otra diferencia con respecto al modo de alimentación de su compañera de piso es que Ángela sigue una dieta variada. “Procuro comer de todo: carne, pescado, pastas, legumbres y verduras”, afirma. Una de las consecuencias de no depender de los tuppers es tener que hacer la compra, algo que se ve condicionado por el poder adquisitivo de los jóvenes. En el caso de Ángela, “el precio es el factor más importante en el momento de ir a la compra, aunque dentro de lo asequible también procuro comprar productos de calidad”.


Cada balda del frigorífico pertenece a cada una de las cuatro inquilinas de este piso cercano a la Universidad de Zaragoza, mientras que el resto del espacio es compartido por las estudiantes en función de sus necesidades. Lo que predomina en esta nevera son los productos de primera necesidad: leche, huevos, queso, fruta, verduras… Y es que, en general, estos suelen ser los bienes más baratos en los supermercados (están sujetos al IVA superreducido del 4%), y por lo tanto, son los favoritos de la cartera de los jóvenes.


Comer fuera de casa


Pero los estudiantes no siempre comen en sus casas, pues en ocasiones los horarios de las clases les obligan a tener que comer en la facultad. Algunos jóvenes prefieren degustar el menú que se ofrece en las cafeterías de la Universidad de Zaragoza, mientras que otros optan por llevarse comida de casa, ya sea por motivos económicos o porque prefieren la comida preparada por ellos mismos. Es el caso de la tercera inquilina del piso que hemos tomado como ejemplo, María Ester. “Los días que como en la universidad me da más pereza cocinar dos platos porque tendría que llevar dos tuppers, por lo que muchas veces llevo solo uno y como peor”, señala y añade que “a veces las facultades no disponen de microondas para calentar la comida, y eso es un problema para los que llevamos comida de casa”. Es por esta razón que algunos universitarios no siguen la dieta equilibrada que les gustaría.


Aunque en las neveras de los pisos de estudiantes casi siempre encontremos algún tupper, no todos los jóvenes que viven en uno de estos pisos compartidos dependen de las comidas de sus madres. Al igual que no todos siguen una dieta variada ni cocinan a diario, ya sea por la falta de tiempo o por su poca habilidad en la cocina. Tampoco todos pueden permitirse ir a la compra todos los días. El interior de los frigoríficos de los universitarios es una prueba de todo ello.


Y vosotros, ¿qué tenéis en vuestra nevera?


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